Hans Christian Andersen |
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Información personal |
Nacimiento |
2 de abril de 1805
Odense, Dinamarca |
Fallecimiento |
4 de agosto de 1875
(70 años)
Copenhague |
Lugar de sepultura |
Assistens Cemetery (en) |
Nacionalidad |
Danés |
Lengua materna |
Danés |
Familia |
Padres |
Hans Andersen
Anne Marie Andersdatter |
Información profesional |
Ocupación |
Escritor |
Años activo |
1827-1873 |
Género |
Infantil |
Distinciones |
- Order of the Red Eagle 3rd Class (en)
- Premio Prometheus en la categoría Hall of Fame
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Firma |
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Casa de Hans Christian Andersen en
Odense.
Nació el 2 de abril de 1805 en
Odense,
Dinamarca. Su familia era tan pobre que en ocasiones tuvo que dormir bajo un puente y
mendigar. Fue hijo de un
zapatero de 22 años, instruido pero enfermizo, y de una lavandera de confesión
protestante. Andersen dedicó a su madre el cuento «
La pequeña cerillera», por su extrema pobreza, así como «No sirve para nada», en razón de su
alcoholismo.
Desde muy temprana edad, Hans Christian mostró una gran
imaginación que fue alentada por la indulgencia de sus padres. En
1816 murió su padre y Andersen dejó de asistir a la
escuela; se dedicó a leer todas las obras que podía conseguir, entre ellas las de
Ludwig Holberg y
William Shakespeare.
Comienzos artísticos
Andersen decidió convertirse en
cantante de
ópera y se trasladó a
Copenhague en septiembre de
1819. Una vez allí fue tomado por
lunático, rechazado y prácticamente se quedó sin nada; pero hizo
amistad con los
músicos Christoph Weyse,
Siboni y más tarde con el poeta
Frederik Hoegh Guldberg.
Su
voz le había fallado, pero fue admitido como
alumno de
danza en el
Teatro Real de Copenhague.
Perezoso como era, perdió el apoyo de Guldberg, pero entabló amistad esta vez con
Jonas Collin, el
director del Teatro Real, que sería su amigo de por
vida.
El rey
Federico VI se interesó en el extraño muchacho y lo envió durante algunos años a la escuela de
Slagelse. A pesar de su aversión por los estudios, Andersen permaneció en Slagelse y en la escuela de
Elsinor (en danés Helsingør) hasta
1827;
más tarde reconoció que estos años fueron los más oscuros y amargos de
su vida. Collin finalmente consideró acabados sus estudios y Andersen
volvió a Copenhague.
Carrera
Hans Christian Andersen,
1835.
Retrato de 1836, pintado por Christian Albrecht Jensen.
Hans Christian Andersen, autorretrato de
1830.
El mismo año de 1827 Hans Christian logró la publicación de su
poema "El niño moribundo" en la revista literaria
Kjøbenhavns flyvende Post, la más prestigiosa del momento; apareció en las versiones danesa y
alemana de la revista.
Andersen fue un viajero empedernido («viajar es vivir», decía). Tras sus viajes escribía sus impresiones en los
periódicos. De sus idas y venidas también sacó temas para sus
escritos.
Exitosa fue también su primera obra de teatro,
El amor en la torre de San Nicolás, publicada el año de
1839.
Para
1831 había publicado el poemario
Fantasías y esbozos y realizado un viaje a
Berlín, cuya crónica apareció con el título
Siluetas. En
1833, recibió del
rey una pequeña
beca de viaje e hizo el primero de sus largos viajes por
Europa.
En
1834 llegó a
Roma. Fue Italia la que inspiró su primera
novela,
El Improvisador, publicada en
1835, con bastante éxito. En este mismo año aparecieron también las dos primeras ediciones de
Historias de aventuras para niños, seguidas de varias novelas de historias cortas. Antes había publicado un libreto para
ópera,
La novia de Lammermoor, y un libro de poemas titulado
Los doce meses del año.
El valor de estas obras en principio no fue muy apreciado; en consecuencia tuvieron poco éxito de
ventas. No obstante, en
1838
Hans Christian Andersen ya era un escritor establecido. La fama de sus
cuentos de hadas fue creciendo. Comenzó a escribir una segunda serie en
1838 y una tercera en
1843, que apareció publicada con el título
Cuentos nuevos. Entre sus más famosos cuentos se encuentran «
El patito feo», «
El traje nuevo del emperador», «
La reina de las nieves», «
Las zapatillas rojas», «
El soldadito de plomo», «
El ruiseñor», «
La sirenita», «
Pulgarcita», «
La pequeña cerillera», «
El alforfón», «
El cofre volador», «
El yesquero», «
El ave Fénix», «
La sombra», «
La princesa y el guisante» entre otros. Han sido traducidos a más de 80 idiomas y adaptados a
obras de teatro,
ballets,
películas,
dibujos animados, juegos en CD y obras de
escultura y
pintura.
El más largo de los viajes de Andersen, entre
1840 y
1841, fue a través de
Alemania (donde hizo su primer viaje en
tren),
Italia,
Malta y
Grecia a
Constantinopla. El viaje de vuelta lo llevó hasta el
Mar Negro y el
Danubio. El libro
El bazar de un poeta (1842), donde
narró su experiencia, es considerado por muchos su mejor libro de viajes.
Andersen se convirtió en un personaje conocido en gran parte de
Europa, a pesar de que en Dinamarca no se le reconocía del todo como
escritor. Sus obras, para ese tiempo, ya se habían traducido al francés,
al inglés y al alemán. En
Vida sentimental y sexualidad
Andersen a menudo se enamoró de mujeres inasequibles para él y muchas
de sus historias se interpretan como alusiones a sus fracasos
sentimentales.
1 La más famosa de éstas fue la
soprano Jenny Lind. Su pasión le inspiró el cuento "
El ruiseñor",
y contribuyó a que la apodaran la «ruiseñor sueca». Andersen solía
mostrarse tímido con las mujeres y tuvo serias dificultades para
declararse a Lind. Lo hizo por carta cuando Lind tomaba un tren para
realizar un concierto. Sus sentimientos no eran correspondidos, ya que
ella lo veía como a un hermano, como expresó en una carta de 1844
«adiós… que Dios proteja a mi hermano es el sincero deseo de su
afectuosa hermana, Jenny».
2
Otro amor no correspondido de la juventud de Andersen fue una chica
llamada Riborg Voigt. Se encontró una bolsita que contenía una larga
carta de Riborg junto al pecho de Andersen cuando murió. En su diario
escribió esta súplica: «Todopoderoso Dios, tú eres lo único que tengo,
tú que gobiernas mi sino, ¡debo rendirme a ti! ¡Dame una forma de vida!
¡Dame una novia! ¡Mi sangre quiere amor, como lo quiere mi corazón!».
3 Otras decepciones amorosas fueron Sophie Ørsted, la hija del médico
Hans Christian Ørsted, y Louise Collin, la hija menor de su benefactor Jonas Collin.
De igual forma que tuvo poco éxito con las mujeres, Andersen también
se sintió atraído sin ser correspondido por varios hombres. Por ejemplo,
escribió a
Edvard Collin:
4 «Languidezco por ti como por una joven
calabresa...
mis sentimientos por ti son como los de una mujer. La feminidad de mi
naturaleza y nuestra amistad deben permanecer en secreto». Collin, por
su parte escribió en sus memorias: «No me encontré capaz de responder a
su amor, y eso causó al escritor mucho sufrimiento». Tampoco llegaron a
convertirse en relaciones duraderas las pasiones de Andersen por
Carlos Alejandro, el joven heredero del ducado de
Sajonia-Weimar-Eisenach,
5 y el bailarín
Harald Scharff.
6 Estudios literarios modernos sugieren que en algunas obras de Andersen hay un homoerotismo camuflado,
7 fruto de su
homosexualidad
reprimida. Esta represión se ve ya en los diarios de juventud de
Andersen en los que registra su intención de no mantener relaciones
sexuales.
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Andersen y Harald Scharff
Retrato de Hans Cristian Andersen de julio de 1860.
Andersen conoció a Harald Scharff, un joven y hermoso bailarín danés de la compañía del teatro Real de Copenhague, en 1857 en
París. Andersen hacía escala en París camino a
Dinamarca procedente de
Inglaterra, de una visita a
Charles Dickens, y Scharff estaba de vacaciones con su compañero de casa, el actor
Lauritz Eckardt. Entonces Andersen y Scharff visitaron juntos
Notre Dame.
10 11 Pasarían tres años hasta que Andersen volviera a encontrarse de nuevo a la pareja por casualidad en
Baviera en julio de 1860. Los tres hombres disfrutaron de una semana juntos en
Múnich y su entorno. Es probable que en ese período Andersen se enamorara de Scharff.
11 Según su diario Andersern «no se sintió del todo bien» cuando los dos jóvenes dejaron Múnich el 9 de julio de 1860 para ir a
Salzburgo.
12 nota 1 13
Tras la partida de Scharff y Eckardt para Salzburgo, Andersen viajó a
Suiza pero allí se sentía abatido y deprimido. En noviembre regresó a Copenhague y se fue a pasar las navidades a
Basnæs, la finca de un aristócrata amigo suyo en la costa de
Selandia. Las fiestas navideñas le levantaron el ánimo y escribió «El hombre de nieve» en la
Nochevieja de 1860.
14 Se publicó con otros cuentos nuevos de Andersen dos meses después, el 2 de marzo de 1861 en el volumen
Nuevos cuentos de hadas e historias. Segunda serie. Colección primera del editor de Copenhague C. A. Reitzel.
15
Harald Scharff caracterizado para una representación del ballet Nápoles, 1860.
La amistad de Andersen y Scharff continuó y a comienzos de 1862
empezaron una relación que a Andersen le produjo «alegría, cierta
realización sexual y su eventual final le llevó a la soledad».
16 Andersen se refiere a este período de su vida como el «período erótico», en una anotación de su diario de marzo de 1862.
17
No se mostró discreto en sus conductas públicas junto a Scharff y
mostró abiertamente sus sentimientos incluso en demasía. Algunos
testigos calificaron la relación de «impropia y ridícula».
18
La relación entre ambos terminó a finales de 1863 cuando Scharff fue
dejándolo gradualmente a medida que se intensificaba su relación con
Eckardt.
19 20 Andersen anotó en su diario el 27 de agosto en 1863 que la pasión de Scharff hacia él se había enfriado.
21 20
Y el 13 de noviembre de 1863 anotó: «Scharff no me ha visitado en ocho
días, todo ha acabado con él». En diciembre leyó cuentos en la casa de
Eckhardt, donde esta estuvieron presentes Scharff y una bailarina
Camilla Petersen, con la que se prometería pero con la que nunca llegó a
casarse. Andersen tomó el final de la relación con calma y los dos
antiguos amantes siguieron coincidiendo posteriormente en su círculo
social sin reproches. Andersen trató varias veces sin éxito retomar la
relación íntima con Scharff.
22 23 nota 2
Cuando la relación se desvaneció, Andersen se sintió viejo. Especuló
que nunca tendría otra relación. En septiembre de 1863 escribió: «No
puedo vivir en mi soledad, estoy cansado de la vida». En octubre anotó:
«Me siento viejo y cuesta abajo». En 1864, tras un paréntesis de doce
años con el teatro, Andersen compuso tres nuevas obras para los teatros
de Copenhague, en las que se examinaba el amor fraternal y los
sentimientos profundos entre hombres. Una de las razones por las que el
escritor pudo volver a hacer un intento en un campo en el que ya había
experimentado fracasos en el pasado sería la posibilidad mantenerse
cerca Scharff en el Teatro Real. Actualizó su ópera de 1832
El cuervo,
que fue puesta en escena en Copenhague el 23 de abril de 1865 donde
Scharff interpretó a un vampiro que chupaba la sangre de un joven en su
noche de bodas. En 1871,
Bournonville compuso un ballet basado en el cuento de Andersen "
El soldadito de plomo", cuyo papel principal fue interpretado por Scharff. Pero el bailarín se rompió la rodilla durante un ensayo de
El Trovador
en noviembre de 1871 lo que le obligó a dejar su carrera en el ballet.
Intentó convertirse en actor sin mucho éxito, y terminó casándose con la
bailarina Elvida Møller en 1874.
nota 3 24
Últimos días y muerte
Tumba de Hans Christian Andersen.
Escultura de Hans Christian Andersen en el Jardín de Rosenborg en
Copenhague.
Sus cuentos para niños continuaron apareciendo hasta
1872,
cuando las últimas historias fueron publicadas en Navidad. Durante la
primavera de ese año, Andersen sufrió una caída desde su propia
cama, lo que le produjo heridas graves. Nunca volvió a recuperarse del todo, y el
4 de agosto de
1875 murió en la casa llamada
Rolighed, cerca de Copenhague, donde está enterrado.
Reconocimientos
Hans Christian Andersen recibió en vida muchos honores. En
1866 el rey de Dinamarca le concedió el título honorífico de
Consejero de Estado y en
1867 fue declarado ciudadano ilustre de su ciudad natal. En su honor, desde
1956 se concede, cada dos años, el
premio Hans Christian Andersen de
literatura infantil y, desde
1966, también de
ilustración.
En
1976, el astrónomo
Nikolái Chernyj bautizó en honor a este escritor al
asteroide 2476.
junio de
1847 visitó
Inglaterra por primera vez, viaje que resultó todo un éxito.
Charles Dickens lo acompañó en su partida.
Después de esto Andersen continuó con sus publicaciones, aspirando convertirse en novelista y
dramaturgo, lo que no consiguió. De hecho, Andersen no tenía demasiado interés en sus
cuentos de hadas, a pesar de que será justamente por ellos, por los que es valorado hoy en día. Aun así, continuó escribiéndolos y en 1847 y
1848 aparecieron dos nuevos volúmenes. Tras un largo silencio, Andersen publicó en
1857 otra novela,
Ser o no ser. En
1863, después de otro viaje, publicó un nuevo libro de viaje, en
España, país donde le impresionaron especialmente las ciudades de
Málaga (donde tiene erigida
una estatua en su honor),
Granada,
Alicante y
Toledo.
Una costumbre que Andersen mantuvo por muchos años, a