Independencia
De la
Argentina
En la Historia de la Argentina
se conoce como el Período de la Independencia al transcurrido entre la
Revolución de Mayo de 1810 y la Anarquía que disolvió todas las autoridades
nacionales, en el año 1820.
Durante este período, las
Provincias Unidas del Río de la Plata —nombre inicial de la actual República
Argentina iniciaron su existencia como país soberano, la sostuvieron
exitosamente por medio de una prolongada Guerra de Independencia y declararon
su independencia. Pero también durante este período fracasaron en darse un
gobierno central y una constitución que fueran aceptados por todas sus
provincias en forma permanente.
Fue también durante este período
que varios territorios que habían formado parte del Virreinato del Río de la
Plata se separaron definitivamente de la Argentina: el Paraguay, por haber
sostenido su propio proceso independentista el Alto Perú, por continuar bajo
poder español, del que más tarde se independizaría como República de Bolivia; y
la Banda Oriental, por haber caído bajo el poder de Portugal, que lo heredaría
al Brasil, del cual se independizaría como República Oriental del Uruguay.
El inicio del período se
establece el 25 de mayo de 1810, fecha de la creación del primer gobierno de
las Provincias Unidas, y el final el 11 de febrero de 1820, día en que renunció
el último Director Supremo, José Rondeau y se disolvió el Congreso Nacional.
El Virreinato en crisis
El 25 de junio de 1806 se
iniciaron las invasiones inglesas, cuando una fuerza de mil seiscientos
ingleses desembarcó en las costas de Quilmes y dos días después ocuparon Buenos
Aires. El virrey Rafael de Sobremonte se retiró hacia el interior del país a
organizar tropas para la reconquista, pero en Buenos Aires el gesto fue
interpretado como una huida. Cuando el 12 de agosto una fuerza compuesta por
milicianos criollos y un ejército regular acorralaron y vencieron a los
ingleses, el virrey fue suspendido en sus funciones militares y se le impidió
regresar a la capital.
Ante la inminencia de una
nueva invasión, el coronel Santiago de Liniers a cargo del ejércitoorganizó y
adiestró una nutrida fuerza de milicias. El 3 de febrero del año siguiente, la
ciudad de Montevideo fue ocupada por los ingleses, aumentando el descrédito de
Sobremonte: un cabildo abierto lo depuso y lo reemplazó por
Liniers.
La Revolución de Mayo y la Junta
El 14 de mayo de 1810 llegó
a Buenos Aires una goleta inglesa, que portaba periódicos comunicando la
noticia de la completa derrota militar española y de la disolución de la Junta
Central. Los grupos políticos activos interpretaron que caducada la autoridad
que había nombrado a Cisneros éste ya no representaba a nadie y el gobierno
debería ser administrado por sus vecinos.
Sin embargo, las causas de
la revolución son más profundas y anteriores. Entre éstas se encuentran la
debilidad y el desprestigio de la monarquía, la permanente preferencia por los
peninsulares sobre los criollos para todos los cargos públicos, el monopolio
comercial de España, la fuerza que habían demostrado poseer tras las Invasiones
Inglesas, y la influencia ideológica del Iluminismo y la Revolución francesa.
La reunión del cabildo
abierto fue controlada por los grupos adversos a los peninsulares, que se
aseguraron la superioridad numérica sobre éstos. Allí se consultó a los
asistentes si Cisneros debía continuar en el mando, y en caso de respuesta
negativa en quién debería éste recaer. Las posiciones revolucionarias fueron
sostenidas por Juan José Castelli y Juan José Paso, que sostenían la teoría de
la retroversión de la soberanía, que reconocía que, desaparecido el legítimo monarca,
el poder volvía al pueblo y éste tenía derecho a formar un nuevo gobierno. A
ellas se opuso la opinión del obispo Benito Lué, que se oponía a toda
innovación, y el fiscal Manuel Villota, que objetó que no podía una sola ciudad
cambiar la autoridad de todo el Virreinato. Al momento de votar, prevaleció el
voto de Saavedra, que sostenía que el gobierno debía ser asumido por una
autoridad nombrada por el Cabildo de Buenos Aires, y en la que agregaba.
El día 25 de mayo se produjo
una movilización popular, que presionó al Cabildo: una diputación se presentó
ante este para requerir la formación de una nueva junta, a lo que el Cabildo
respondió que no trataría ninguna petición que no se hiciera por escrito. Horas
más tarde, la diputación presentó el documento llamado la Petición del Pueblo,
firmada por "vecinos, comandantes y oficiales" en nombre del pueblo,
exigiendo la formación de una junta de gobierno cuyos integrantes estaban
listados en la petición y el envío de una expedición de quinientos hombres para
auxiliar a las provincias del interior.
El Cabildo exigió la
ratificación del pedido por parte del pueblo reunido en la plaza, pero ante la
amenaza de los revolucionarios de recurrir a las armas, terminaron por ceder y
confirmando los nombres exigidos nombrar una "Junta Provisional
Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata a nombre del Señor Don
Fernando VII", que la tradición recuerda como Primera Junta.
La guerra
en 1813
El 20 de octubre de 1812, el
ejército patriota puso nuevamente sitio a Montevideo, y once días más tarde
obtuvieron la victoria del Cerrito.
La ciudad sitiada pudo
resistir debido a su indiscutible superioridad naval y a los refuerzos
recibidos, pero sus defensores no volverían a intentar defenderse en tierra. A
principios de 1813, las fuerzas de Artigas se sumaron también al sito. Los
realistas lanzaron sucesivos ataques a la costa de los ríos Uruguay y Paraná,
que saquearon impunemente hasta que una sonora victoria de los Granaderos a
Caballo del coronel José de San Martín en el Combate de San Lorenzo, el 3 de
febrero de 1813, los inhibió para nuevas incursiones. Desde entonces, la ciudad
debió bastarse a sí misma.
Guerra de la independencia
El día 29 de mayo, la Junta
ordenó una reorganización general de las fuerzas de la capital y se estableció
una rigurosa leva de vagos y desocupados para cubrir las vacantes. En
definitiva, los primeros ejércitos de que dispusieron los gobiernos
rioplatenses se originaron en las milicias urbanas de Buenos Aires. Si bien la
tropa era numerosa, no tenía otra experiencia que las Invasiones Inglesas, y
sus oficiales eran tan inexpertos como los soldados. Los primeros comandantes
fueron oficiales de graduación inferior, o civiles cuyos méritos no estaban
relacionados con la capacidad militar sino con sus vínculos políticos y su
carisma personal.
el nacimiento de la política
Los enfrentamientos
intestinos y las guerras civiles obedecían a la falta de acuerdos previos en
los conceptos políticos más elementales. En efecto, desde la Revolución el
único acuerdo generalizado entre dirigentes y facciones fue la necesidad de no
volver a la situación política previa. En esencia, en la independencia.
los militares en el centro de la escena
Desde la creación de los
cuerpos de milicia locales tras las Invasiones Inglesas, la importancia
política de los militares ganó rápidamente un lugar privilegiado en la política
porteña. Su actuación durante la Asonada de Álzaga y la Revolución de Mayo
contribuyó a llevar a los oficiales a ser árbitros en cada situación
conflictiva. El golpe militar de octubre de 1812, que terminó con el Primer
Triunvirato, fue el primero de los actos por los cuales el Ejército no en apoyo
de una movilización popular o elitista, sino por sí misma derribó un gobierno
nacional.
Ya desde la época de la
Primera Junta, los funcionarios nombrados como gobernadores y tenientes de
gobernadores en las provincias y ciudades del interior fueron, en su gran
mayoría, jefes militares. Con pocas excepciones, cuando éstos fueron
desplazados por líderes locales, quienes tomaron el control también fueron
jefes militares.
El Ejército insumía la mayor
parte de los ingresos públicos, y la solución de sus problemas de
aprovisionamiento, enrolamiento y disciplina consumía las energías de los organismos
administrativos. De modo que el Ejército llegó a tener una importancia muy
superior a la de cualquier otra organización o estamento social. Desde 1815,
todos los directores supremos y casi todos los gobernadores fueron militares.
La crisis causada por el no reconocimiento de la independencia fue solucionada
por vía militar, y sólo muy accesoriamente por medios diplomáticos también las
insurrecciones políticas en el interior del país se saldaron con medidas
militares. Si unas pocas veces las negociaciones políticas entre fracciones
fueron discutidas en lugar de generar enfrentamientos armados, los negociadores
tenían en vista sus posiciones militares relativas durante las mismas; cada vez
que el gobierno central se consideró suficientemente fuerte como para aplastar
a sus enemigos internos, ignoró o violó los acuerdos de paz.
El Congreso y la Declaración de la
Independencia
El Congreso de Tucumán
inició sus sesiones el de marzo de
1816.En él participaron representantes de las provincias que admitían la
autoridad del Directorio; es decir, no estaban representadas las de la Liga
Federal —con la notable excepción de Córdoba, que tenía cuatro diputados ni las
ocupadas por los realistas.
Tras invertir un mes en
definir su propio funcionamiento y el alcance de su misión y autoridad, la
primera medida de importancia que tomó fue la elección de un nuevo Director del
Estado, debido a la renuncia de Álvarez Thomas y la derrota de Rondea. Para el
cargo fue nombrado uno de sus diputados. Juan Martín de Pueyrredón, que poco
después se trasladó a Buenos Aires.
Derrota militar y transformación del
gobierno
En el Alto Perú la situación
parecía consolidada, pero el Ejército fracasó en extender su acción
revolucionaria al Virreinato del Perú, además de firmarse un armisticio que dio
ventajas al Ejército Real del Perú; éste contraatacó, logrando una victoria clave
en la batalla de Huaqui, del 20 de junio de 1811, y en pocos meses recuperaron
toda la región. Los revolucionarios debieron retirarse hasta Jujuy.
El 15 de julio, la escuadra
española bombardeó la costa de Buenos Aires, y aunque no causó daños materiales
generó mucha preocupación. Pocos días después, fuerzas portuguesas ocuparon el
norte de la Banda Oriental. La situación parecía insostenible, y la Junta
reaccionó iniciando tratativas con el gobierno realista de Montevideo.
Glosario
Abastecerse: Dar o
suministrar lo que se necesita
Incursión: Correría
de guerra.
Armisticio: Suspensión de hostilidades pactada entre
pueblos o ejércitos beligerantes.
Consolidada: deuda
consolidada.
tratativa: Etapa
preliminar de una negociación en la que comúnmente se discuten problemas
laborales, políticos.
Escuadra: Conjunto
numeroso de buques de guerra reunido para ciertas operaciones tácticas.
Campaña: Período de tiempo en el que se realizan
diversas actividades encaminadas a un fin determinado.
Sacado de
la rae.
De Ignacio Guillermo naon.
Euforion 5 (B).
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