La Hidra era hija de Tifón y Equidna y en algunas tradiciones fue madre de Quimera.Fue criada por Hera bajo un plátano cerca de la fuente Amimone en Lerna. Se decía que era hermana del león de Nemea y que por ello buscaba venganza por la muerte de éste a manos de Heracles. Por esto se decía que había sido elegida como trabajo para Heracles, de forma que éste muriese
Tras llegar a la ciénaga cercana al lago Lerna, Heracles y su sobrino Yolao se cubrieron sus bocas y narices con una tela para protegerse del aliento venenoso de la Hidra. Heracles disparó flechas en llamas al refugio del monstruo (la fuente de Amimone) para obligarle a salir. Entonces se enfrentó a ella con su espada y empezó a cortarle las nueve cabezas que tenía. Pero cada vez que se le cortaba una, otra renacía en el mismo lugar más fuerte que la anterior. Su sobrino le ayudó quemando el cuello de la cabeza cortada para que no renaciera otra. Al final, la Hidra murió sin cabezas y Heracles mojó las puntas de sus flechas con la sangre de la Hidra para que así fueran mortíferas para quienes hiriese (Entre ellos Neso).
Los detalles del enfrentamiento son explicados por Apolodoro: advirtiendo que no podría derrotar a la Hidra de esta forma, Heracles pidió ayuda a su sobrino Yolao. Éste tuvo la idea (posiblemente inspirada por Atenea) de usar una tela ardiendo para quemar el muñón del cuello tras cada decapitación, cauterizando la herida y evitando así que las dos nuevas cabezas brotasen. Heracles cortó todas las cabezas y Yolao quemó los cuellos abiertos, matando así a la Hidra. Heracles tomó entonces su única cabeza inmortal y la enterró bajo una gran roca en el camino sagrado entre Lerna y Eleia, mojando sus flechas en la sangre venenosa de la Hidra y completando así su segundo trabajo.
En una versión alterna, Hera enviaba un cangrejo para que mordiese los pies de Heracles y le estorbase, esperando provocar así su muerte. No obstante, Heracles aplastó al crustaceo y siguió luchando contra la Hidra.
Cuando Euristeo, el rey que asignaba los trabajos a Heracles, supo que había sido su sobrino quien le había dado la antorcha, declaró que no había completado el trabajo solo y por tanto no contaba para el total de diez labores que se le habían asignado. Este elemento mítico es un ambiguo intento de resolver el conflicto entre los antiguos diez trabajos y los doce más recientes.
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